lunes, 22 de mayo de 2017

¡SOMOS AGUA!

¿De qué se compone nuestro cuerpo?
En una gran proporción... de agua.

¿Qué sabor tienen las lágrimas?
Salado.

¿Qué sabor tiene el sudor?
Salado.

¿Qué sabor tiene la orina?
Salado.

¿Qué sabor tiene la sangre?
Salado.

Así pues, ¿Qué tenemos dentro del cuerpo?

La mayoría de la gente responde: “agua salada”, agua con sal (cloruro sódico = ClNa)...

Pues... ¡no!
Tenemos agua con sales (minerales), agua de mar.

No en la misma proporción de sales minerales que en el agua de mar (35 gr de sales minerales por litro) -ya que en nuestro cuerpo, la proporción de sales minerales es de 9 gr por litro- pero sí los mismos minerales.

ELECTRÓLISIS.-
Si se reunen en un recipiente o contenedor, agua, minerales y electricidad, se desencadena la electrólisis.

Si consideramos nuestro cuerpo un recipiente que -constantemente- alberga estos tres elementos (agua, minerales y electricidad), podemos estar bien seguros de que en su interior, se produce -en todo momento- el fenómeno de la electrólisis.

Mediante el proceso de la electrólisis, se disocian las moléculas de agua -H2O- en moléculas de hidrógeno -H+ (muy energética)- y de oxidrilo -OH-.

Esta reacción electrolítica, es la que posibilita -entre otras muchas reacciones- la continuidad de la vida.

Ni qué decir tiene, que la calidad de estos tres elementos (agua, minerales y electricidad), definirá la calidad del resultado obtenido.

Queremos decir que -si la calidad del líquido ingerido es mala o mediocre (agua muerta)- y que -si los minerales aportados son escasos, o inexistentes- la electrólisis se realizará deficitariamente. De poco servirá -a la larga- disponer de actividad eléctrica suficiente, para optimizar el proceso de electrólisis a lo largo de los años.

Esto explica el bienestar que sentimos al bañarnos en el mar -práctica que deberíamos realizar durante todo el año- o al ingerir agua de mar -en los momentos de falta de energía, o de “enfermedad”- debido a la optimización que se produce en el proceso de electrólisis.

ALIMENTACIÓN.-
¿Qué nos aportan los alimentos?

Independientemente del régimen de alimentos que practiquemos -veganismo, vegetarianismo, crudivorismo, macrobiótica, omnivorismo, etc.- nos aportan agua y minerales, dos de los tres elementos necesarios para la electrólisis.

Observad la composición de las frutas: agua -en una gran proporción- y minerales. Las verduras crudas, igual. Los alimentos cocinados, parecido. La leche materna...

También obtenemos agua, del aire que respiramos.

Todo ello interviene en el proceso de electrólisis: agua, minerales, y algo de electricidad, que tenemos todos los seres vivos, tanto en nuestro interior, como en el entorno que nos rodea.

Si observamos la duración de la vida de los seres humanos, apreciaremos que -independientemente del régimen de alimentación observado- a unos ochenta años -siempre hay excepciones, tanto por arriba, como por abajo- la máquina se para.

Siendo de vital importancia el proceso de electrólisis, podemos deducir que este proceso de electrólisis, se realiza de modo deficiente en esta época. De otro modo, contaríamos con el necesario aporte energético obtenido de las moléculas de hidrógeno (H+).

AGUA DE CALIDAD VITAL.-
La única agua que nos conviene, es esa agua que viene montaña abajo, oxigenándose y arremolinándose en su fricción con el fondo y las piedras, energetizándose con los minerales del suelo, y con la acción del sol.

¿Bebemos habitualmente semejante clase de agua? Seguramente, no.

Si carecemos -habitualmente- del acceso a agua de calidad vital, es seguro que -en algún momento de nuestras vidas- sufriremos enfermedades, envejecimiento y muerte.

¿QUÉ CLASE DE MÁQUINA ES EL SER HUMANO?.-
En función del porcentaje de agua, y del proceso de la electrólisis, podemos decir que es una máquina de agua de mar (H2O), que funciona con hidrógeno (H+).

Basta trabajar sobre este concepto de la electrólisis -si bien, intervienen muchos otros factores- para poder disfrutar -en gran medida- de un aceptable estado de salud.

Podemos adivinar también, que una máquina tan perfecta como es el cuerpo humano, debería disponer de algún sistema de limpieza y depuración de ese líquido maravilloso que es el agua.

De hecho, es su objetivo principal: mantener limpios los líquidos internos, para que ese proceso electrolítico se produzca de la manera más eficaz posible.

Caso de no mantener OK los líquidos internos... fabricaremos la “enfermedad”.

La deshidratación severa mata en pocas horas.
La deshidratación leve, crónica, mata en unos ochenta años.

¡Somos agua!, decíamos al principio.
¡Sí! Pero... ¡agua de mar!

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